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15 oct 2011

El repliegue

Es bello cuando al despertar,nuestras sombras se muestran estrechadas con gran precisión;impregnando todo aquello que pueda localizar sus abasteceres y siendo mútua compañía,absteniéndose a tocar nuestras pieles por donde quieran que estén.
Acicalar nuestras manos cada vez que los besos absorban el condimento esencial,que manipula la esencia de llegar a arrastrarse cada vez que el deseo llega sin avisar y consigue devorar locuazmente,la tensión que se promulga en el rostro.

Cuando se interrumpe el silencio,se masifica la vida oculta en grandes grados de sensibilidad;sin connotar que la maestranza de la misma es símbolo instintivo,que predomina imperecederamente en el labrantío de nuestro interior.

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