Solo quedan olivares en la nada
en los viejos campos,
donde la maleza los aguarda.
Se muestra la muerte de cerca,
y de viejas raíces
que lloran su soledad.
¿Quién pudiera consolar el labrantío?
que dejando huella,
se ha perdido.
Se terminan los verdes colores
donde la vereda hacía espera,
y el ruiseñor de sus hojas
que cimbreaba,
al son del viejo ciclón.
¿Quién camina bajo esas ramas
que murmuran?
Ayer el viejo campero amigo,
hoy la imagen
de un recuerdo vivido.
Y todo termina en un recuerdo, que quizás desaparezca con el tiempo.
ResponderEliminarBello y melancólico poema.
Saludos cordiales Mía.
hola Mia
ResponderEliminartu mirada ronpieo el silencio de mi alma
dulce como luz de luna..
un beso!!